Las lecturas espirituales nos iluminan la mente y el alma
“Todo se deposita en nuestra memoria, y cuando Cristo considera que ha llegado el momento oportuno, nos revela todo aquel conocimiento.”
“Cuando leas la Biblia”, me decía el padre, “porque debes leerla constantemente para iluminarte, o la Vida de los Santos o cualquier otro libro espiritual, si encuentras alguna frase o alguna palabra que te impresione, detente en aquel texto y verás el provecho que obtendrás de él.”
“Debes leer mucho”, me decía otras veces, “para que Dios ponga luz en tu mente. Yo solía leer mucho y, para que nadie me molestara cuando lo hacía, me trepaba a un árbol, utilizando una pequeña escalera que hice con este propósito y que luego subía conmigo, para que nadie viniera a distraerme mientras estudiaba.”
Cuando le dije que no consigo retener todo lo que leo, el padre Porfirio me dijo: “Debes saber, hijo, que todo se deposita en nuestra memoria, y cuando Cristo considera que ha llegado el momento oportuno, nos revela todo aquel conocimiento”.
Contándome algo sucedido cincuenta años antes, me dijo lo siguiente: “No olvides nunca que Dios lo ve todo y lo sabe todo. Ninguna de las placas de su aparato fotográfico podría arruinarse jamás”.
(Traducido de: Anastasios Sotiris Tzavaras, Amintiri despre Bătrânul Porfirie, Editura Bunavestire, 2002, pp. 129-130)