Las manos más largas del mundo llegan hasta el cielo
Tales manos tuvo, por ejemplo, San Elías el Profeta, quien, al elevarlas en su oración, consiguió que los cielos se cerraran y luego se volvieran a abrir.
Un estudioso dirigió una vez esta pregunta a una revista científica: “¿De qué país del mundo son las personas con las manos más largas?”. Algunos respondieron que los africanos, otros que los orientales, otros... que los carteristas. Entre todas las respuestas, hubo una que llamaba la atención, porque decía así:
“—Yo creo que los que tienen las manos más largas del mundo, son esos que oran de todo corazón, porque sus manos se extienden hasta el cielo y toman de allí, por medio de la oración, todo lo que necesitan.”
Tales manos tuvo, por ejemplo, San Elías el Profeta, quien, al elevarlas en su oración, consiguió que los cielos se cerraran y luego se volvieran a abrir... ¡Qué respuesta maravillosa! Sea que podamos aprender algo de ella.
(Traducido de: Protosinghel Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 12)