Palabras de espiritualidad

Llamado a huir de la gula y la embriaguez

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

No nos engañemos ni nos rindamos ante el maligno, mucho menos ante la bebida y la comida, porque el comienzo de todo mal es la voracidad, en tanto que la embriaguez es la madre de toda iniquidad.

Ten cuidado, no sea que el maligno te engañe con el pecado ancestral y pierdas el Reino de los Cielos. Porque si éste, embaucando a Adán con un fruto, le llevó a perder todo, ¿cómo no habría de avergonzarte y engañarte a ti? Porque fue por medio de la gula que entregó a Adán a la muerte y le dio final al mundo. De Noé se burló, porque le llevó a embriagarse y desvertirse, para que luego este maldijera a Cam. Luego, si el justo Noé, habiendo bebido una vez, fue avergonzado por su hijo, ¿de cuánta vergüenza y burla no se hacen merecedores quienes no dejan de beber, esos que, por su propia e insensata voluntad se burlan de sí mismos, corriendo a hacer la voluntad del maligno? Recordemos también a Esaú, quien atendiendo lo que le decía el demonio perdió su primogenitura a cambio de un poco de comida. La misma gula hizo que los israelitas adoraran ídolos y que fueran condenados al destierro. Por eso, no nos engañemos ni nos rindamos ante el maligno, mucho menos ante la bebida y la comida, porque el comienzo de todo mal es la voracidad, en tanto que la embriaguez es la madre de toda iniquidad. Que nuestro Señor nos libre de todo ello.

(Traducido de: Sfântul Ierarh Vasile cel Mare, Din cuvintele duhovniceşti al Sfinţilor Părinţi, Editura Arhiepiscopiei Sucevei şi Rădăuţilor, Suceava, 2003, p. 128)

 

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