Palabras de espiritualidad

Llegando al conocimiento de Dios por medio del amor

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La fe, que penetra en las profundidades más inaccesibles de la razón, nos llama al conocimiento de los misterios divinos no por medio del raoznamiento, sino guardando los mandamientos de Cristo. “Si os mantenéis firmes en Mi doctrina, sois de veras discípulos Míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32). 

Dios es amor y no puede ser conocido y contemplado si no es por medio del amor y en el amor. Por eso, los mandamientos de Cristo que llevan al conocimiento y la contemplación de Dios son mandamientos del amor. El misterio de la Trinidad permanece insondable hasta el final, porque supera el poder de nuestro raciocinio y las facultades de nuestra naturaleza creada. Y, sin embargo, insondable e impenetrable, se nos revela incesantemente de forma “existencial” por medio de la fe y la vida espiritual, como una fuente perpetua de la Vida eterna. La fe, que penetra en las profundidades más inaccesibles de la razón, nos llama al conocimiento de los misterios divinos no por medio del raoznamiento, sino guardando los mandamientos de Cristo. “Si os mantenéis firmes en Mi doctrina, sois de veras discípulos Míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32).

Por medio de este camino que consiste en “permanecer en la palabra de Dios”, Él viene al hombre y hace Su morada en su corazón (cf. Juan 14, 23), otorgándole el verdadero conocimiento de Sí Mismo. Entonces, todo lo que antes era inconcebible se vuelve luz, y esta luz disipa nuestra ignorancia y nuestras desviaciones, revelándonoslas como consecuencias del pecado y de la caída. Así es como se presenta ante nuestros ojos la plenitud infinita, la sabiduría, la belleza y la verdad de la Vida divina, que es Amor.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Rugăciunea – experienţa vieţii veşnice, Editura Deisis, Sibiu, 2001, pp. 164-165)