No hay nada posible sin sacrificio. Nada. Sin la cruz. Así fue siempre, así recomiendo y así deseo, cueste lo que cueste, vivir. ¿Qué es la cruz? Es cargar con aquello que no te agrada. El gran error de la mayoría de personas es que no soportan el sufrimiento y no comprenden que este es la única acción, la única preocupación, la única experiencia verdaderamente opuesta a todo lo malo que se halla bajo el dominio del demonio. Aquel que quiere huir del sufrimiento y la persecución, realmente está huyendo de Dios, como dice San Teodoro el Estudita. La Iglesia necesita de esas persecuciones, porque ellas te hacen espabilar, te mantienen alerta y en la lucha.

(Traducido de: Ieromonah Benedict Stancu, Iată duhovnicul: părintele Arsenie  Papacioc, vol. 2, Editura Sophia, București, 2006, p. 44)