Palabras de espiritualidad

“¡Lloremos por nuestras faltas! ¡Lloremos, para que nuestro corazón no se seque!”

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

No es posible llegar a la oración pura, si no es por medio de la contrición. Arrepintiéndonos, purificándonos de toda pasión, nos hacemos dignos de recibir la luz divina.

Cuando nos alumbra, la luz divina nos hace ver nuestros pecados. Por medio de la oración, nuestro corazón empieza a distinguir, poco a poco, la influencia de los espíritus que llenan el cosmos. En vez de avanzar, notamos cómo crece la ferocidad de las pasiones que nos dominan. Paradójicamente, ese sentimiento de empantanamiento es ya un paso hacia adelante. Aunque no veamos la luz no-creada de Dios, esta sí que nos ayuda a ver y reconocer nuestras faltas.

No es posible llegar a la oración pura, si no es por medio de la contrición. Arrepintiéndonos, purificándonos de toda pasión, nos hacemos dignos de recibir la luz divina.

El camino al conocimiento de Dios pasa, en primer lugar, por la fe, por el amor a Cristo y por la contrición. ¡Que Dios nos conceda el espíritu del arrepentimiento! ¡Lloremos por nuestras faltas! ¡Lloremos, para que nuestro corazón no se seque!

(Traducido de: Arhimandritul SofronieDin viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, pp. 25-26)