Lo que el Señor nos promete si le obedecemos
La Santa Escritura nos enseña que, por la humildad demostrada al obedecer a Dios y al cumplir con Sus mandamientos divinos y salvadores, el Señor aparta de nuestro camino toda clase de aflicciones.
Por nuestra humildad, el Señor no nos privará ni siquiera de las alegrías de esta vida pasajera. La Santa Escritura nos enseña que, por la humildad demostrada al obedecer a Dios y al cumplir con Sus mandamientos divinos y salvadores, el Señor aparta de nuestro camino toda clase de aflicciones y nos envía todas las bondades de esta vida, en tanto que, si somos orgullosos, nos arrojará al mar de las tribulaciones.
“Si seguís Mis leyes y guardáis Mis mandamientos poniéndolos en práctica, os daré a su debido tiempo la lluvia necesaria, la tierra producirá sus frutos, los árboles de los campos darán los suyos... Habrá paz en el país y nadie turbará vuestro sueño... Caminaré con vosotros, seré vuestro Dios y vosotros seréis Mi pueblo. Pero si no me obedecéis y no ponéis en práctica todos Mis mandamientos; si despreciáis Mis leyes, desdeñáis Mis prescripciones, no ponéis por obra Mis mandatos y rompéis Mi alianza, yo me portaré con vosotros de la misma manera; haré venir sobre vosotros el espanto, epidemia y fiebre, enfermedades de los ojos y agotamiento de la vida. Sembraréis en vano, pues los enemigos comerán el fruto de vuestras semillas. Me volveré contra vosotros, y seréis vencidos por vuestros enemigos; estos os dominarán, y huiréis, aunque nadie os persiga. Si todavía no me obedecéis, multiplicaré por siete Mis castigos por vuestros pecados; baré pedazos vuestra fuerza orgullosa, haré vuestro cielo duro como el hierro y vuestra tierra dura como el bronce” (Levítico 26, 3-4; 6; 12; 14-19).
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim Sobolev, Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, București, 2007, p. 169)