Lo que es y no es la auténtica santidad
La santidad significa heroísmo, ciencia experimental y disciplina en la práctica de todas las virtudes.
El santo pareciera odiar y negar todo lo que pertenece a este mundo. Pero esto es solo una apariencia engañosa. La santidad no aparta el mundo, porque es algo creado, sino solamente lo desagradable que hay en él, el elemento negativo que vino con el pecado. El santo ama al mundo porque es una creación divina y participa de la divinidad. La santidad separa al hombre de nuestro mundo, pero solamente en lo que tiene de perecedero, sometido a la muerte.
El santo vive aquí lo que es permanente; él lucha y vence a la arcilla que hay en el hombre, la vence en su mente y en sus actos, alzándose hasta las esferas más puras de un mundo supra-terrenal.
El santo se define por el contenido de su vida, por su participación en la divinidad. Para llegar a este punto, se necesita de una “iniciación” y de una práctia propia. La santidad requiere realmente que Dios se incline hacia Su criatura, hacia el ser que habrá de transformar, pero también demanda, por parte del hombre, un esfuerzo constante hacia esa realización espiritual. La santidad significa heroísmo, ciencia experimental y disciplina en la práctica de todas las virtudes.
(Traducido de: Ernest Bernea, Îndemn la simplitate, Editura Anastasia, 1995, p. 117)