Palabras de espiritualidad

Lo que nos hace parecernos a nuestro Creador

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

La semejanza con Dios es algo que tienen muy pocos: sólo los virtuosos, los santos y quienes imitan a Dios en Su bondad, en la medida en que esto es posible para los hombres.

Sólo el hombre, este ser viviente dotado de mente y de razón, fue creado, entre todas las criaturas, “a imagen y semejanza de Dios”. Todo ser humano se dice que es “a imagen de Dios” por la dignidad de su mente y de su alma: por lo inconmensurable, lo invisible, la inmortalidad y la libertad de su voluntad, así como por su capacidad de mandar, de engendrar hijos y de ser edificador.

En cambio, “a semejanza de Dios” lo es por la razón de la virtud y por nuestras obras que imitan a Dios y llevan un nombre divino; es decir, por la disposición filantrópica hacia la humanidad, por la compasión, la misericordia y el amor al prójimo, y por la empatía mostrada hacia los demás. (...)

A imagen de Dios” es algo que caracteriza a todo hombre, pues Dios no se arrepiente de Sus dones. Pero la semejanza con Dios es algo que tienen muy pocos: sólo los virtuosos, los santos y quienes imitan a Dios en Su bondad, en la medida en que esto es posible para los hombres.

(Traducido de: Sfântul Ioan DamaschinFilocalia. Volumul 4, p. 196)