Los ángeles llevan nuestras oraciones a la Madre del Señor
Cuando decimos: “Verdaderamente es justo proclamarte bienaventurada”, consideramos que está cerca de nosotros.
Nosotros le rezamos a la Madre del Señor y creemos que nuestras oraciones son llevadas por los ángeles a ella. Pero ella está con nosotros, así como lo está también nuestro Señor Jesucristo, aunque la Madre del Señor no tiene una naturaleza divina, sino una humana, y la naturaleza humana es finita. Esto es algo que sabemos y que también la Iglesia nos enseña. Nosotros hablamos con la Madre del Señor como si la tuviéramos frente a nosotros, porque está frente a nosotros en nuestra conciencia, es decir, nos mantenemos vinculados a ella con nuestra mente. Pero la Madre del Señor está en un sólo lugar, no es omnipresente; no obstante, nuestra Iglesia nos enseña que la tenemos enfrente cuando le hablamos. Cuando decimos: “Verdaderamente es justo proclamarte bienaventurada”, consideramos que está cerca de nosotros y está, de hecho, cerca de nuestro sentimiento, de nuestro amor, aunque no esté entre nosotros y en nosotros, como lo está nuestro Señor Jesucristo, que es también Dios verdadero y Hombre verdadero, y que con Su divinidad está en todas partes, al igual que en nuestra vida.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Maica Domnului – Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, 2003, pp. 94-95)