Palabras de espiritualidad

Los niños aprenden a respetar si sus padres se respetan mutuamente

  • Foto: Doxologia

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Si los padres quieren educar a sus hijos en el espíritu de la obediencia, primero deben saber cómo infundirles ese respeto.

En esos hogares en los que el abuelo y la abuela simplemente están ahí, sin osar tan siquiera a moverse para que nadie los riña, donde los padres juzgan y se burlan de los abuelos delante de los niños, estos comenzarán a perder el respeto por sus padres y, con el tiempo, harán las mismas cosas que veían que sus padres hacían con sus abuelos.

Los niños dejan de respetar a sus padres cuando estos no viven en paz y comprensión y, manteniendo una constante actitud de enemistad, se reprochan todo el día miles de cosas ante sus hijos, discutiendo, ofendiéndose y hasta golpeándose. Si estas escenas son frecuentes, si los padres les dicen a sus hijos: “¡Eres un tonto... igual que tu padre!” o “¡Eres una inútil, como tu mamá!”, es imposible que exista alguna clase de respeto en el hogar.

Lo mismo sucede cuando los padres son habladores y gustan de parlotear en presencia de sus hijos, permitiéndose hasta relatar sus aventuras y fechorías de juventud ante los oídos atentos de los pequeños.

En fin, no hace falta explicar por qué es imposible hablar de respeto en la familia, cuando los padres se han entregado a cualquier vicio, como la ebriedad, el robo, la blasfemia, el desenfreno, etc..

Por eso, si los padres quieren educar a sus hijos en el espíritu de la obediencia, primero deben saber cómo infundirles ese respeto.

(Traducido de: Sfântul Vladimir, Mitropolitul Kievului, Despre educaţie, Editura Sophia, Bucureşti, 2006, pp. 109-110)