Los padres deben entrenar a sus hijos para la vida real
Los hijos son don y bendición de Dios para los padres. Estos pueden modelar esa frágil masa y así formar de ella un hombre de bien. En caso contrario, estarán perjudicando el futuro del niño, a quien le será difícil distinguir entre luz y oscuridad.
En palabras de San Juan Crisóstomo, la formación de un “atleta de Cristo” tiene como patrón de educación las siguientes guías espirituales:
“Haz que tenga como norma el no ofender a nadie, no insultar a nadie, no jurar, no maldecir, no golpear a nadie. Cualdo veas que ha infringido esta norma, castígalo, algunas veces con severidad, otras con palabras directas, y otras más, reprendiéndolo con seriedad. Otras veces, haz despertar en él el deseo de ser mejor y en algunas otras, prométele alguna recompensa por su buen comportamiento”.
(Traducido de: Pr. prof. dr. Ioan C. Teșu, Familia creștină, școală a iubirii și a desăvârșirii, Editura Doxologia, Iași, 2011, p. 150)