¡Madres, cuiden a sus hijas!
Las mamás, especialmente, deben cuidar con atención de sus hijas. Se trata, en principio, de una tarea fácil.
Las mamás, especialmente, deben cuidar con atención de sus hijas. Se trata, en principio, de una tarea fácil. A las madres les digo: procuren enseñarles a sus hijas a ser hacendosas y, sobre todo, piadosas, respetuosas, humildes y no dejarse llevar tan sólo por la belleza. Cuando sea el momento adecuado, podrán confiarlas ya a sus futuros esposos.
Si las crían así como les digo, no sólo ustedes se salvarán, sino también ellas y sus propios hijos. Si la raíz es buena, las ramas crecen correctamente y el labriego recoge con agradecimiento los frutos. Así pues, obremos de tal forma que, ayudando a un alma, estemos ayudando a muchas más. La joven debe abandonar la casa paterna, al casarse, preparada como lo hace una gimnasta, sabedora de todo lo que tiene que hacer. Debe asemejarse a la levadura que es capaz de transformar toda la masa, para bien.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinţii şi educarea copiilor, Editura Agapis, 2010, pp. 39-40)