“¡Me agobian mis preocupaciones!”
Cuando tengas un poco de tiempo libre, practica la “Oración de Jesús” con toda atención, tanto al caminar como al sentarte, aunque de preferencia ante los íconos.
«Me escribes que te agobian las preocupaciones terrenales, al punto que no te dejan ni orar. Esto es una trampa del maligno. Es cierto que necesitamos tener en dónde vivir, con qué vestirnos, qué comer, etc. Tal es la razón por la cual trabajamos: procurarnos todas esas cosas. No hay pecado en ello. Es más, fue Dios quien dispuso de esa forma nuestra vida. Pero, atención: si bien en esto no hay ningún pecado, el demonio, inmiscuyéndose, consigue sembrar su mal, esa preocupación persistente que recarga la mente y roe el corazón. Es en contra de esa enfermedad que el Señor dirigió aquellas palabras: “No os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo” (Mateo 6, 34). Esto no significa que debamos quedarnos de brazos cruzados; al contrario, si trabajamos a conciencia, no debemos atormentarnos con preocupaciones vanas, que no sólo no nos ofrecen nada, sino que sólo nos destruyen.
Así, te pido que aprendas a proceder de una forma tal que, cuando tengas un poco de tiempo libre, puedas practicar la “Oración de Jesús” con toda atención, tanto al caminar como al sentarte, aunque de preferencia ante los íconos».
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Rugăciunea, Editura Egumenița, Galați, 2008, p. 72 )