Mi salvación o mi perdición dependen de mi prójimo
No olvides ver el rostro de Dios en cada persona. Hagas lo que hagas, por insignificante que te parezca, hazlo con atención, como si te hallaras ante Dios. ¡Recuerda que Él lo ve todo!
Para entender la belleza de la vida espiritual debes probarla primero. Gran parte de nuestros pecados provienen del hecho que olvidamos las leyes de Dios. Hay una tradición de la Iglesia que dice si junto al féretro de un difunto se siente paz y alegría, podemos tener la esperanza de que la vida de aquella persona fue agradable a Dios.
La paciencia es una felicidad ininterrumpida. La salvación o la perdición de nuestra alma dependen de la forma en que nos comportamos con nuestro prójimo. Entonces, no olvides ver el rostro de Dios en cada persona. Hagas lo que hagas, por insignificante que te parezca, hazlo con atención, como si te hallaras ante Dios. ¡Recuerda que Él lo ve todo!
(Traducido de: Stareţul Nicon de la Optina - Colecţia Cuvioşi Stareţi de la Optina, Editura Doxologia, p. 233)