Palabras de espiritualidad

Muéstrale al Señor tu impotencia

  • Foto: Tudorel Rusu

    Foto: Tudorel Rusu

Translation and adaptation:

Cuestiónate siempre cuáles de las cosas que haces cada día te ayudan realmente a alcanzar tu objetivo, el de ser feliz con Dios.

Intenta no esforzarte en hacer lo que no puedes hacer; más bien, preséntale al Señor tu impotencia y pídele que te ayude a cumplir con Su voluntad. El mismo orden de las cosas en nuestra vida nos muestra cuál es la voluntad de Dios, a cada momento. Lo que queda, entonces, es pedirle que te dé las fuerzas necesarias para poder realizarla. Y cuando, quizás por dejadez, desees algo que sabes que no te será de provecho, preséntaselo al Señor y nuevamente pídele fuerzas para que predominen en ti los deseos benefactores. Cuestiónate siempre cuáles de las cosas que haces cada día te ayudan realmente a alcanzar tu objetivo, el de ser feliz con Dios. Luego podrás continuar haciendo lo que es propicio para tu meta. ¡Lo demás, árdelo, crucifícalo!

Al comienzo te será más difícil. Pero, con el tiempo, notarás cómo se todo vuelve más sencillo. Dejará de representar un esfuerzo enorme para ti el dejar de sentarte frente al televisor, si has decidido renunciar a él, por ejemplo. Ese “no” será siempre un “¡no!” contundente. ¡Y listo! Talvez el maligno intente enviarte otras tentaciones. ¡Pero debes seguir combatiéndolas con la ayuda del Señor! Esta es la táctica ideal de guerra: ¡permanecer con el Señor!

Entonces sabrás y confiarás que Él lucha siempre contigo, enseñándote a cada paso cómo combatir. ¡Sin Él nada es posible! ¡El cansancio diario, sea de la clase que sea, es una bendición cuando haces todo por amor al Señor y Sus mandamientos! Cuando permaneces con Él, todo es felicidad, aunque algo te duela o te provoque tristeza. Pero, ojo, que ese estado es difícil de alcanzar. Los primeros pasos en el Camino son muy dolorosos, porque el egoísmo es muy fuerte y el orgullo y la propia voluntad se han equipado muy bien para combatirte largamente. ¡Pero si sabes qué es lo que quieres, no te asustes ante las dificultades!

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Uimiri, rostiri, pecetluiri, Editura Doxologia, pp. 38-39)