No basta con creer, hay que hacer que nuestras virtudes crezcan
¿Dices que tienes fe, hermano? Esmérate para que tu fe no se vuelva estéril y vana.
Las virtudes deben ser trabajadas, pero no solamente una vez, sino que debemos actuar de manera que ellas permanezcan siempre en nosotros, enraizándose en nuestro interior. Eso sí, tenemos que conseguir que no se queden en el mismo nivel, sino que crezcan cada vez más, haciéndose más fuertes y fructíferas.
Sólo así, dice el Apóstol, no seremos unos ociosos e incapaces de dar frutos “en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Únicamente aquel que cree en Dios y da testimonio de Él, entra en el conocimiento de su Señor.
¿Dices que tienes fe, hermano? Esmérate para que tu fe no se vuelva estéril y vana. “Pero ¿qué debo hacer para que mi fe no deje de dar frutos?”. Tienes que crecer en las virtudes. ¿En dónde están los que dicen “¡No hace falta nada más que creer! ¡Es lo único que necesitamos!”? Quien cree algo así está verdaderamente ciego (II Pedro 1, 9).
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 19)