Palabras de espiritualidad

No basta con obtener las virtudes, sino que también hay que saber conservarlas

  • Foto: Crina Zamfirescu

    Foto: Crina Zamfirescu

No estamos hablando de una lucha sencilla. No es fácil transformarte a ti mismo, purificarte de toda pasión y llenarte de virtudes.

Para hacer que desaparezcan nuestras pasiones y vicios, no solamente debemos luchar en contra suya, sino que también tenemos que practicar la vigilancia espiritual necesaria “para que no vuelvan a brotar”.

En este aspecto, San Máximo el Confesor nos exhorta: “Lucha para que puedas obtener las virtudes y después mantente atento para poder conservarlas”. Nuestro esfuerzo, entonces, debe centrarse, por una parte, en luchar contra las pasiones, y por la otra, en guardar nuestras virtudes. Y no estamos hablando de una lucha sencilla. No es fácil transformarte a ti mismo, purificarte de toda pasión y llenarte de virtudes.

Los Santos Padres dicen que la lucha espiritual se libra obedeciendo los mandamientos de nuestro Señor Jesucristo. Todos sabemos que aquel que se esmera en someter su cuerpo al alma, y el alma al Señor, adquiere virtudes físicas y espirituales necesarias para su edificación espiritual, mientras que, en el hombre caído en pecado, el cuerpo es alimentado por la materia, por cosas materiales, y el alma se alimenta del mismo cuerpo. Por eso, esta relación entre fuerzas debe modificarse: es necesario librarnos de ese estado que no es normal. Para volver al equilibrio espiritual, el alma debe aprender a alimentarse con la Gracia Divina, y el cuerpo con el alma llena del don de Dios. Esta desiderata se puede realizar con la obtención de virtudes como la humildad, el amor, el ayuno, la ascesis, la oración y la obediencia.

(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos VlachosPsihoterapia ortodoxă: știința Sfinților Părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, p. 329)