¡No cejar en nuestra búsqueda del Creador!
Todo, absolutamente todo exhorta al hombre, cumbre de lo creado, a buscar al Creador, es decir, a Dios.
“Busquen a Dios, aunque sea a tientas, para que puedan encontrarlo”, dice la Divina Escritura (Hechos 17, 27). Cada cristiano que quiera salvar su alma de los tormentos eternos y pasar a regocijarse con los ángeles y los santos en el Reino de los Cielos, tiene que buscar incesantemente a Dios.
Todas, todas las criaturas de Dios, desde el más frágil tallo de hierba hasta el más robusto roble, el hermoso álamo y el abeto que eleva su imponente cono al cielo; desde el grano de arena, hasta la más alta montaña, cuya cúspide pareciera desgarrar las nubes; desde el gusano que se arrastra sobre la tierra y el mosquito que apenas se puede divisar a simple vista, hasta el elefante, el león y el águila; el sol, la luna y las estrellas fugaces que con tanta gracilidad surcan el firmamento; todo, absolutamente todo exhorta al hombre, cumbre de lo creado, a buscar al Creador, es decir, a Dios.
(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 23)