No confundas el amor paterno con estimular el egoísmo del niño
Cuando le dices al otro la verdad, éste se orienta, está atento, escucha a los demás, se contiene. De la misma manera, al niño debes hablarle con la verdad y reprenderlo cuando haga falta, para que sepa que lo que hizo no estuvo bien.
Debes decirle la verdad al otro, para que la conozca. De lo contrario estarás alimentanto su ignorancia. Cuando le dices al otro la verdad, éste se orienta, está atento, escucha a los demás, se contiene. De la misma manera, al niño debes hablarle con la verdad y reprenderlo cuando haga falta, para que sepa que lo que hizo no estuvo bien. ¿Qué dice el sabio Salomón? “No usar la correa es no amar al hijo: el que lo ama no demora en corregirlo.” (Proverbios 13, 24). Pero, atención, esto no significa que intentes corregirlo con una vara, porque además de tratarse de una disciplina desmesurada, no lo llevará a nada bueno.
Si desde pequeño acostumbras a tu hijo a los elogios, no harás sino alimentar su egoísmo. Y engañar al egoísta es muy simple: basta con decirle lo bueno que es, para que el ego se le hinche. Entonces, él piensa: “Este me encomia, eso quiere decir que también es bueno”. ¿Ves? Nada de esto es correcto. Porque si el hombre crece en el egoísmo, comenzará a sufrir en su interior y en determinado momento se quedará sin saber qué hacer. La causa del desasosiego espiritual es el egoísmo. Si los psiquiatras se dedicaran a estudiar esto que les digo, descubrirían que el egoísta no es sino un enfermo.
(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, p. 346)