Palabras de espiritualidad

No creamos que los sufrimientos del Señor en la Cruz fueron los más terribles

  • Foto: Florentina Mardari

    Foto: Florentina Mardari

Lamentablemente, no todos son capaces de adentrarse en lo que nuestro Señor vivió en Su corazón esa noche.

No creamos que sólo en la Cruz nuestro Señor soportó sufrimientos indescriptibles, tormentos terribles. Un sufrimiento aún mayor tuvo inicio en el Jardín de Getsemaní, a la luz de la luna. ¡De qué manera el dolor desgarraba al Señor! ¡Con cuánto fervor estuvo orando a Su Padre: “¡Padre Mío! Si es posible, que pase de Mí este cáliz, pero no sea como Yo quiero, sino como quieras Tú” (Mateo 26, 39)! Puede que haya algún necio que diga. “¡Qué cobardía! ¿Por qué le pidió al Padre evitar el cáliz del sufrimiento, si fue para esto que vino al mundo?”. Lamentablemente, no todos son capaces de adentrarse en lo que nuestro Señor vivió en Su corazón esa noche. No todos saben por qué fue tan dolorosa Su oración al Padre. No todos se conmueven al pensar que sobre Su rostro resbalaba un sudor como de sangre. Sin embargo, es conveniente que todos sepan que la lucha espiritual que experimentó el Señor, orándole al Padre en el Jardín de Getsemaní, fue la más grande, y a la vez la más terrible prueba de Su vida.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, Bucureşti, 2004, p. 63)