¡No es suficiente con recibir el Bautismo!
Si no agregas a tus votos monacales o a los del matrimonio las buenas acciones, el ayuno, la confesión, el arrepentimiento y la oración, no te salvarás. ¡No te confíes, pues, solamente por haber recibido el Santo Bautismo!
¿Es posible la salvación para alguien que desde que fue bautizado ya nunca más volvió a comulgar?
—Si ha creído en Cristo, asistido con frecuencia a la iglesia, practicado la caridad... Pero, si murió solamente con el Bautismo, seguramente su alma fue enviada a los tormentos del infierno. No hay persona que no haya cometido pecados mortales en su vida; entonces, si no consiguió confesarse y comulgar a tiempo, su salvación tiene muy pocas posibilidades de ser cierta. Voy a contarles un suceso real, del padre Jacinto. Érase una pareja de ancianos, de los cuales la señora era muy devota, en tanto que su esposo casi no tenía relación con las cosas de la Iglesia. La anciana le insistía mucho que fuera a confesarse, porque no sabía en qué momento le sorprendería la muerte... Pero el señor le respodía siempre con un: “¡Un día de estos iré!”. Y siempre lo posponía y lo posponía... hasta que llegó a los 90 años. Entonces tuvo un infarto y, cuando estaba próximo a entregar el alma, su esposa salía corriendo a buscar al padre Jacinto, para que le diera la Comunión en aquel instante postrero. El padre Jacinto tomó el Santo Cáliz y una candela, porque recién había terminado la Divina Liturgia, y se fue a toda prisa a la casa de anciano Onufrio, que así se llamaba el hombre. Cuando el padre estaba entrando a la casa del moribundo, alguien salió y le anunció: “¡Padre, no se apresure más! ¡El señor Onufrio acaba de morir!”. ¿Ven cómo Dios dispuso las cosas? De la forma en que hayas pasado tu vida entera, de esa misma forma habrás de morir. Si todo el tiempo postergó acudir a confesarse, no tuvo cómo sus pecados le fueran desatados antes de morir. Por eso, no creo que pueda salvarse aquel que muere solamente con el Bautismo. Dice San Juan Climaco: “Tal como no todos los que se bautizan se salvan, tampoco todos los que entran al monasterio lo hacen. Si no agregas a tus votos monacales o a los del matrimonio las buenas acciones, el ayuno, la confesión, el arrepentimiento y la oración, no te salvarás. ¡No te confíes, pues, solamente por haber recibido el Santo Bautismo!”.
(Traducido de: Părintele Ioanichie Bălan, Spovedania Taina Împăcării, Editura Doxologia, p. 44-45)