Palabras de espiritualidad

No hay arte más elevado que la educación

  • Foto: Valentina Birgaoanu

    Foto: Valentina Birgaoanu

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¿Con qué se puede comparar la formación del alma de un joven y la educación de su carácter?

Nos preocupamos más por nuestros animales de carga, que por nuestros propios hijos. Porque, si tenemos un caballo, procuramos conseguirle el mejor jinete. Nos interesa que no sea un aprendiz, un estafador, un bebedor, o un principiante en la materia. Pero cuando se trata de elegir un maestro para nuestros hijos, elegimos al primero que nos sale al encuentro, a pesar de tratarse de un asunto tan importante. ¿Con qué se puede comparar la formación del alma de un joven y la educación de su carácter?

El maestro debe ser más meticuloso que un pintor o un escultor. Pero eso a nosotros no nos interesa. Hay una sola cosa que nos preocupa: que nuestro hijo aprenda a hablar con elocuencia. Y gastamos cantidades ingentes de dinero en ello. Queremos que aprenda a hablar con pomposidad, pero solamente para que se enriquezca con ello. Y si supiéramos que hay otra forma de hacerlo ganar dinero, dejaríamos de buscar maestros de retórica.

¿Has visto que grande es la tiranía del dinero? ¿Has visto cómo lo domina todo y cómo después de esclavizarnos y atontarnos, nos arrastra a donde quiere?

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, Editura Agapis, 2010, p. 22)