¡No importa el estado en que te encuentres, puedes levantarte!
Dios nos dio unos mandamientos de acuerdo a las necesidades de nuestra alma. Esto es algo muy interesante. No nos dio nada que no sea propio de nuestro corazón. Ámense unos a otros. Perdonen y serán perdonados. Son mandatos generales y benéficos. Lo que deberíamos hacer por naturaleza, Él nos lo dictó en forma de mandatos. ¡Tan generoso es nuestro Dios! Sí, agradezcámosle, porque la gratitud atrae la Gracia.
Cuando el hombre es extremadamente orgulloso, Dios le envía pruebas difíciles, como dice el anciano José el Hesicasta. Dios le envía tentaciones más poderosas que sus propias fuerzas, para que entienda que no es nada y que nada puede hacer. Especialmente, para que se haga humilde y para que entienda que sin Dios no se puede hacer nada.
Asume lo que eres. Si te has endurecido, es que no te has confesado correctamente, que te has escondido. No digas con tu pensamiento: “¡Bah, no fue mi culpa!”. Pon todo frente a Dios y, por tu contrición sincera, Él te dará la Gracia para que pueadas orar. Es posible alzarse del estado en que nos hallamos, cualquiera que éste sea. ¡Dios es poderoso!
Él nos dio unos mandamientos de acuerdo a las necesidades de nuestra alma. Esto es algo muy interesante. No nos dio nada que no sea propio de nuestro corazón. Ámense unos a otros. Perdonen y serán perdonados. Son mandatos generales y benéficos. Lo que deberíamos hacer por naturaleza, Él nos lo dictó en forma de mandatos. ¡Tan generoso es nuestro Dios! Sí, agradezcámosle, porque la gratitud atrae la Gracia.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, pp. 41-42)