¡No le facilitemos el trabajo a nuestro enemigo!
Nuestro enemigo conoce la justicia de la ley espiritual y por eso busca sin descanso cómo ganar el consentimiento de nuestra conciencia.
Nuestro enemigo, el demonio, conoce la justicia de la ley espiritual y por eso busca sin descanso cómo ganar el consentimiento de nuestra conciencia.
¿Por qué? Porque o bien someterá a quien ha caído en su poder a los trabajos del arrepentimiento, o bien, si no se arrepiente, le llenará de padecimientos.
A veces, el demonio consigue que el hombre empiece a luchar contra sus aflicciones, multiplicando así su sufrimiento, de manera que, al morir, pueda probarse que era un hombre sin fe, precisamente por no haber tenido la paciencia suficiente en esta vida.
(Traducido de: Sfântul Marcu Ascetul, Despre legea duhovnicească, cap. 91, în Filocalia, vol. I, p. 244)