¡No trabajen sin orar!
No hay bien más preciado en toda la vida de las personas, que la oración. Nunca la abandonen, nuncan se alejen de ella, porque nuestro Señor nos pidió que oráramos para que nuestros esfuerzos no sean inútiles.
Sea que te halles en la iglesia, en tu casa, en la huerta, apacentando tus ovejas, trabajando en construcción o de visita en alguna casa, nunca dejes de orar. Cuando puedas, arrodíllate. Si no puedes, ora con tu mente: en la noche, en la mañana y al mediodía. Si la oración, cual consejera, es practicada antes de empezar a trabajar, cuando, al levantarte de tu lecho, tus primeros movimientos son dedicados a ella, entonces el pecado no tiene cómo entrar en tu alma.
No hay bien más preciado en toda la vida de las personas, que la oración. Nunca la abandonen, nuncan se alejen de ella, porque nuestro Señor nos pidió que oráramos para que nuestros esfuerzos no sean inútiles.
(Traducido de: Protosinghel Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 55)