Dios le dio un enorme don divino al hombre: la libertad de elegir. Dios no lo obliga a salvarse, no le arrebata su libertad. Por eso, utilizando nuestra libertad tan sólo para nuestros vicios, alejamos la gracia de Dios, especialmente con nuestro egoísmo y orgullo.

Yo siento que la humanidad ha cambiado muchísimo. Antiguamente la vida era muy dura, con sacrificios, trabajos, necesidades qué cubrir, pobreza... Pero había mucha alegría espiritual, simplicidad, una santa ingenuidad. Actualmente existen muchas comodidades, pero al no saber cómo utilizarlas en Dios, nos terminan alejando de Él. Son tiempos de turbación espiritual, porque aquella alegría tan sencilla ha dejado de existir. No sé, así es como veo yo las cosas, la humanidad se ha debilitado. Desaparece la fe y la simpleza cuando quieres saberlo todo sobre todo.

Nuestra única salvación es volver a la simpleza, a la ingenuidad, a no tratar de explicarlo todo, perdiendo nuestra fe.

(Traducido de: Stareţul Dionisie – Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, pp. 282-283)