Palabras de espiritualidad

Nuestro deber de orar por todos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Debemos compadecernos recíprocamente, para crear una responsabilidad colectiva que nos una ante Dios, nuestro creador.

El amor de Cristo nos inspira a orar con misericordia por nuestros semejantes. En esta oración participan tanto el alma como el cuerpo.

Asumir el dolor de los pecados de nuestro hermano en tal forma de oración, significa participar junto con el Señor en Su redentora Pasión. Cristo sufrió “por nuestros pecados, Él, el Justo, por los injustos, dejándonos el ejemplo para que lo siguiéramos” (I Pedro 3, 18; 2, 21).

Crucificarte con Él es un don del Espíritu Santo. Nuestro Padre Celestial es clemente con nosotros cuando padecemos viendo los sufrimientos de nuestros hermanos. En el espíritu del mandamiento que dice: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, debemos compadecernos recíprocamente, para crear una responsabilidad colectiva que nos una ante Dios, nuestro creador.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Despre rugăciune, Editura Publistar, București, 2002, pp. 15-16)