Palabras de espiritualidad

Orando de pie por la noche

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Hay una forma de ahuyentar el sueño al orar en vigilia. Repite la oración en voz alta, caminando. El demonio tiene una alianza muy estrecha con nuestro cuerpo. Y, cuando ve que no eres indulgente con su amigo, no puede soportarlo y se va.

Una vez, después de haber luchado tenazmente con la acedia, me quedé por más de cinco horas de pie, como una candela. Pero, horas más tarde me tocó comprobar que esto le había molestado mucho al maligno. De repente, mientras oraba, empecé a escuchar unos quejidos, como los de una mujer que llora a su hijo muerto. Al voltearme, ¿qué fue lo que vi? Un individuo, que más bien parecía una espantosa sombra, permanecía afuera de mi celda. Por un momento me asusté, pero inmediatamente Dios me ayudó a reponerme, y le pregunté: “¿Quién eres y qué buscas aquí, a estas horas?”. Y el desconocido me respondió: “Soy el demonio de la acedia... ¡Me voy, monje! ¡Me has abrasado! ¡No he tenido éxito contigo!”. Y, diciendo esto, se hizo invisible.

Hijo mío, todo esto te lo digo para que entiendas con quién tenemos que vérnoslas en el monacato, y así puedas tomar las medidas necesarias.

Padre, le confieso que me asombra lo que me dice. ¿De dónde podría yo sacar el suficiene fervor como para mantenerme de pie, en oración, durante cinco o seis horas, como una candela?

–¡Eh, no he dicho que tengas que estar de pie por cinco o seis horas! Pero que nada te asombre, porque nada es mérito nuestro. Créeme, cuando la Gracia viene y te ayuda, olvidas que estás de pie. Dios no guarda la Gracia solamente para Sí Mismo, sino que se las concede a quienes tienen la suficiente buena disposición. ¡Si al menos pudiera estar tan atento como tú! ¡Ah, si supieras cuánto te envidio! Tristemente, tantas responsabilidades administrativas me quitan casi todo el tiempo. ¡Cómo me gustaría retirarme unas horas, hasta que mi alma se colmara con la oración! Yo les aconsejo a mis monjes que, al comenzar a velar, se mantengan de pie todo lo que puedan. Hay varios que consiguen hacer toda la vigilia, en sus celdas, manteniéndose todo el tiempo de pie. Otros, cuando se cansan, en vez de sentarse, se arrodillan un poco, y después se enderezan nuevamente. Una vez, un monje me dijo: “Padre, me canso mucho al estar de pie. Si me siento, me da sueño. Entonces, me arrodillo, pero al poco tiempo el sueño empieza a acecharme otra vez. ¿Qué puedo hacer?”. Yo le respondí: “Hay una forma de ahuyentar ese sueño. Repite la oración en voz alta, caminando. (...) El demonio tiene una alianza muy estrecha con nuestro cuerpo. Y, cuando ver que no eres indulgente con su amigo, no puede soportarlo y se va”.

Utiliza también tú, hijo mío, todos estos medios, y Dios te ayudará. Ahora vete con la bendición de Cristo, y no olvides pasar a verme cuando puedas, para contarme con qué ganancia te hiciste.

(Traducido de: Monahul Iosif Dionisiatul, Starețul Haralambie – Dascălul rugăciunii minții, traducere și editare de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2005, pp. 224-225)