Otro ejemplo de la humildad de los santos
Estas palabras sirvieron para que los monjes reconocieran la humildad del anciano.
Decían los ancianos que, una vez, un monje llevó algunos higos a los eremitas que vivían en la zona de Escitia. Viendo que no eran no eran de buena calidad, los monjes decidieron no llevarle de esos higos al abbá Arsenio, para que este no pensara que se estaban burlando de él. Sin embargo, el padre Arsenio se enteró de todo y decidió no acompañar a los demás monjes a la iglesia, diciendo: “Me habéis apartado, hermanos, privándome de la bendición que Dios envió para todos y de la cual no he sido hallado digno de participar”. Estas palabras sirvieron para que los monjes reconocieran la humildad del anciano. Entonces, uno de ellos tomó un buen puñado de higos y se los dio. Después, cogiéndolo del brazo, lo llevó con alegría a la iglesia.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, pp. 14-15)