Palabras de espiritualidad

Otro milagro de la Madre del Señor

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Nuestra fe se fundamenta en la experiencia, no en disertaciones y teorías personales. Por eso, también para mí es importantísimo el testimonio que me escribes”.

«Me escribes —muy entusiasmada— que la Virgen se te mostró y que has vuelto al camino de esperanza en la fe. Tu hija tenía una fiebre muy fuerte, e hiciste venir a varios médicos. Estos la examinaron y se apartaron para deliberar. Tú te acercaste a la puerta, con temor, para ver qué alcanzabas a escuchar de su conversación. Uno de ellos dijo que lo importante es que la niña transpirara. Los otros dijeron que ya era demasiado tarde. Llena de congoja, te echaste a llorar.

Sobre la cama de tu hija, en la pared, hay un ícono de la Madre de Dios. Hasta ese día lo veías más como un adorno que como algo necesario en tu casa. Sin embargo, en aquel momento de desesperanza, te arrodilaste ante el ícono y, con la voz inundada por el llanto, le pediste a la Virgen: “¡Oh, Santísima Madre de Dios, tú conoces mi dolor! ¡Tú, que eres la Madre de las madres, sabes lo que es tener un solo hijo y perderlo! ¡Tú viste a tu único Hijo en la Cruz” ¡Te suplico, apiádate de mí, que soy pecadora, y ayúdame! ¡Sólo en ti confío hoy! ¡Ya no confío en nadie más! Nadie puede ayudarme... ¡Solamente tú, mi amada Madre de Dios, sólo tú, si así lo deseas! ¿Es que solamente a una triste madre has consolado tú? ¡Consúelame a mí también, oh, Santísima Madre!”.

Al terminar tu plegaria, dirigiste tu mirada al ícono, y observaste que había lagrimas en los ojos de la Virgen. Poco después, fuiste a ver a la enfermita.... ¡y estaba sudando profusamente! A la mañana siguiente, se levantó y comió bien. Y, al poco tiempo, sanó por completo.

¡Agradezcámosle a la Santa Madre de Dios! Yo también te agradezco por escribirme todo esto. Nuestra fe se fundamenta en la experiencia, no en disertaciones y teorías personales. Por eso, también para mí es importantísimo el testimonio que me escribes».

(Traducido de: Episcop Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi, volumul 1, Editura Sophia, Bucureşti, 2002, pp. 134-135)