«Una muchacha pura no puede vivir sin luchar contra las pasiones. Sin embargo, debes aligerar esta lucha, durmiendo y comiendo menos, evitando reñir a los demás, acordándote de Dios todo el tiempo, y manteniendo en tu mente la idea de que algún día habrás de morir. Lo más importante, sin embargo, es que te hagas humilde, porque sin esta virtud la lucha contra las pasiones es mucho más difícil. No olvides que el pecador que se arrepiente mantiene al alcance la salvación, por la excelsa misericordia de Dios».

(Traducido de: Sfântul Anatolie de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 78)