Sin el espíritu de la contrición y el sacrificio de la verdadera obediencia, jamás podrás ser un auténtico teólogo o sacerdote, es decir, alguien que pueda instruir a otros sobre cómo avanzar en el camino real del cristianismo.

Para aprender la ciencia de la vida en Cristo no se necesita leer decenas o centenas de libros. Mi padre espiritual me aconsejó no leer sino unas cuantas páginas al día. Unos quince minutos, media hora… Eso sí, con toda la atención del caso, buscando la manera de poner en práctica, posteriormente, lo leído.

Al hablar del sacerdocio, San Pedro dice que este se puede realizar participando en la Liturgia. Entonces, ¡siente pavor de asistir a la iglesia por mera costumbre! Esfuérzate en vivir cada vez más profundamente lo mismo que Cristo cuando la Última Cena, al instituir este gran misterio que es la Eucaristía. De esta manera, la Liturgia será causa de salvación, no solo para ti, como sacerdote, sino también para todos los que participen en ella. No es cosa solamente de los sacerdotes el vivir con el corazón los sufrimientos de Dios por un mundo atrapado por el pecado y la muerte.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, p. 40)