Esta vida no es una broma ni un juego, aunque haya muchos que no la tomen en serio y la consideren una diversión. Irresponsablemente, juegan con el tiempo que les fuera dejado para prepararse la eternidad. Y juegan hablando cosas sin provecho, banalidades. Se reúnen para charlar y parlotear sin parar; luego empiezan a jugar, de una forma u otra. O se juntan para ir al teatro, en donde todo no es sino juego y distracción: se distraen los actores, se distraen quienes les observan. Hay otros que se pasan el tiempo practicando sus cualidades intelectuales, otros sus debilidades humanas, otros en actos de caridad o escribiendo y pronunciando bellos discursos. Otros comen y beben en exceso, en vez de consumir solamente lo necesario. Otros se preocupan por su forma de vestir y pierden el tiempo cuidando de sus cuerpos. Otros ríen de las travesuras que hacen sus hijos, en vez de educarlos en la fe, la devoción y el temor de Dios. Como vemos, para muchos la vida no es sino simple diversión. ¡Ay de quienes asuman su propia vida como una vana distracción!

(Traducido de: Sf. Ioan de Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, p. 323)