Palabras de espiritualidad

Participando en la Divina Liturgia...

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

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En la Liturgia debemos permanecer con la mayor de las devociones, procurando generar sólo sentimientos piadosos y manteniendo la mente concentrada.

La Liturgia es un resumen de todo el Evangelio; es la representación de la vida terrenal de Cristo, la repetición de Su sacrificio en el Gólgota —una oblación perpetua—, la memoria de Su muerte por nuestros pecados, el recuerdo y celebración de Su Resurrección y Ascensión a los Cielos. En la Liturgia debemos permanecer con la mayor de las devociones, procurando generar sólo sentimientos piadosos y manteniendo la mente concentrada. Realmente, debemos apartar toda preocupación terrenal, como dice el himno de los querubines: “Nosotros, que místicamente representamos a los querubines... despojémonos ahora de todo afán temporal”. ¿Cómo “representamos” a los querubines? Con el hecho de cantar, como ellos, un cántico que es tres veces santo; como ellos, recibimos a Cristo-Dios entero, en el corazón, como en el trono de los querubines. Lo portamos en nosotros, lo amamos con fervor, tal como ellos lo hacen. Y, por ese amor, apartamos nuestro corazón de cualquier amor terrenal, porque el amor del mundo no concuerda con el amor a Dios. ¡Rechaza, oh cristiano, los deleites del cuerpo, si quieres probar la dulzura divina, eterna y santa! ¡De lo contrario, jamás podrás conocer las dulces bondades de Dios!

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Liturghia – cerul pe pământ, Editura Deisis, Sibiu, 2002, p. 196)