Ponerse de pie nuevamente
No hay pecado que no pueda ser perdonado, a excepción de aquellos de los que no nos arrepentimos.
¡Hermanos, tenemos que arrepentirnos! Y esto no significa solamente que tenemos que ir a buscar a nuestro padre espiritual para confesarnos, sino que tenemos que librarnos de nuestros malos pensamientos. A lo largo de nuestra vida, caemos en pecado un sinfín de veces y es imperativo que se lo digamos al sacerdote, quien es un testigo ante Dios de nuestra contrición.
La contrición es la renovación de nuestra vida, lo cual significa que tenemos que librarnos de nuestros rasgos e impulsos negativos. y volver al bien absoluto. No hay pecado que no pueda ser perdonado, a excepción de esos de los que no nos arrepentimos.
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Cum îți sunt gândurile așa îți este și viața, Editura Predania, București, 2010, p. 12)