¿Por qué despreciamos el alimento del alma?
¿Por qué no acudimos con la misma diligencia y rapidez a la iglesia, sino que hacemos todo lo posible por llegar tarde, cuando ha pasado ya una parte (importante) de la Divina Liturgia?
¿Por qué nos aburrimos en la iglesia? Porque no sentimos la acción de la oración.
¿Por qué acudimos raudos cuando se nos invita a un banquete abundante? Porque sabemos, por experiencia, lo que significa el alimento material.
¿Por qué no acudimos con la misma diligencia y rapidez a la iglesia, sino que hacemos todo lo posible por llegar tarde, cuando ha pasado ya una parte (importante) de la Divina Liturgia? Porque no conocemos, por experiencia, la importancia de la oración, que es el alimento del alma y la hace partícipe del poder espiritual. No tenemos la experiencia de la importancia de la oración, porque oramos de prisa, superficialmente, sin concentrarnos.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Predici la Triod și Penticostar, Editura Sophia, București, 2003, p. 9)