Palabras de espiritualidad

¿Por qué “familia” significa felicidad?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

A los esposos se les da la posibilidad de cumplir totalmente con el mandamiento del amor, ya que en el matrimonio “mi prójimo” está junto a mí, algunas veces el día entero, y en todo ese tiempo debo amarlo y cuidarlo. Amando la imagen de Dios, es decir, a nuestro semejante, aprendemos a amar al mismísimo e incorpóreo Dios.

Es triste que los jóvenes no vean familias felices y armoniosas ni en las películas, ni en los programas de televisión, ni en el ejemplo de sus propios padres y amigos. ¡Pero tales familias sí existen, gracias a Dios! A pesar de que ya no está de moda hablar de ellas... La propaganda de la vida “alegre y libre”, sin el matrimonio, está orientada, en primer lugar, a los jóvenes, y esto es algo completamente aterrador, porque es precisamente en la juventud cuando la persona sienta las bases de su vida futura.

Si no llegas al matrimonio, sólo al comienzo te parece que tienes una vida exitosa: un buen trabajo, dinero, una carrera, amigos... pero a partir de la segunda mitad de tu vida comienzas a ver que tus amigos de la escuela ya tienen hasta nietos y tú sigues solo. Todo esto es difíci de soportar, especialmente para las mujeres. Como sacerdote, puedo confirmar que quienes no se han casado no consiguen realizar su amor de otra forma bendecida y sufren muchísimo por tal razón. Y es que fuimos hechos para amar.

Es fácil escuchar a muchos decir —incluso algunos ortodoxos— que el objetivo del matrimonio es la procreación. Si los que se casan se señalan únicamente este propósito, creo que ni siquiera deberían preocuparse en formar una familia. Porque el propósito del matrimonio es absolutamente idéntico al propósito de la vida cristiana en general, es decir, la realización de los dos mandamientos principales: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. (...) Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22, 37-39).

A los esposos se les da la posibilidad de cumplir totalmente con el mandamiento del amor, ya que en el matrimonio “mi prójimo” está junto a mí, algunas veces el día entero, y en todo ese tiempo debo amarlo y cuidarlo. Amando la imagen de Dios, es decir, a nuestro semejante, aprendemos a amar al mismísimo e imperceptible Dios.

¿Por qué “familia” significa felicidad? Porque la familia nos ayuda a sentir diariamente que existe alguien a quien amamos más que a nosotros mismos. Se sabe, por ejemplo, que los padres usualmente aman a sus hijos más de lo que éstos los aman a ellos, cosa que no los hace infelices. Y es que nuestros hijos son capaces de ofrecernos muchísima más felicidad y una mejor disposición que la que nosotros podríamos darles a ellos.

Además, la felicidad depende de la forma en que apreciamos aquello que Dios nos da. En nuestro caso, se trata del amor y de la familia.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, El şi ea: în căutarea armoniei conjugale, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 72-73)