Los escritos de las mujeres santas son muy escasos. Esto no significa que hayan existido menos santas que santos. Lo que sucede es que las mujeres santas llevan una vida mucho más reservada, de modo que puedan guardar mejor su vida interior. La Madre del Señor recibió un enorme don por parte de Dios... Sin embargo, no conocemos mayor revelación de parte suya, aunque sabemos que estaba llena de Gracia; de igual modo, la Iglesia, junto con todos aquellos que le piden su intercesión, saben esto.

Entre otros aspectos —en general—, muchas mujeres no tuvieron la función de guiar comunidades (monacales), lo que hubiera servido para conocer mejor sus experiencias espirituales personales. Únicamente se han conservado los textos escritos por algunas abadesas.

Así, si los santos no hubieran tenido la responsabilidad de conducir a sus comunidades —en su calidad de pastores de la Iglesia—, y si hubieran guardado silencio, poco sabríamos hoy sobre ellos, al carecer de sus textos y escritos.