Palabras de espiritualidad

¿Por qué siento la necesidad de orar por el otro?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cuando la oración brota solamente de la tristeza por alguien vivo o muerto, está libre de todo lazo de pecado.

El Señor quiere salvar a toda la humanidad y, por Su bondad, nos llama a todos a Él. Dios no priva al alma de su propia voluntad, sino que, con Su Gracia, la guía al bien y la atrae hacia Su amor. Cuando Dios quiere apiadarse de alguien, inspira a otros el deseo de orar por él y ayudarlo con sus plegarias. Por eso, es importante que sepas que, cuando sientes el impulso de orar por tu semejante, es una señal de que el Señor Mismo desea apiadarse de esa alma y atiende con Su clemencia tus peticiones. Sin embargo, no tienes que confundir ese deseo de orar, que es inspirado por el Señor, con el impulso “piadoso” que proviene del vínculo de pecado que te une con esa persona por quien oras ante Dios.

Cuando la oración, por el contrario, brota solamente de la tristeza por alguien vivo o muerto, está libre de todo lazo de pecado. En esta oración, el alma se entristece por dicha persona y ora con el corazón, lo cual es ya una señal de la misericordia de Dios.

(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2000, p. 230)