Palabras de espiritualidad

¿Por qué te aferras a la obra y no a su Creador?

    • Foto: Silviu Cluci

      Foto: Silviu Cluci

Si la obra es hermosa, no es porque ella se creara a sí misma de tal manera; aunque sea maravllosa, no es porque ella así quiso ser. Por eso, aférrate con todo tu corazón al Creador y Constructor de todo lo creado y de Quien todo depende.

¿Por qué te aferras a la obra y no al Creador de la obra?

¿Amas más a la obra, que a su propio Creador? ¿Quién elogia más la obra, que a quien la hizo? ¿Acaso cuando vemos un trabajo artístico, no exclamamos, “¡Qué diestro e inteligente el pintor que hizo esto!” ¿Acaso no todos nos maravillamos y elogiamos más al pintor, que a su trabajo? Y, desde luego, del trabajo nos maravillamos en menor medida, porque éste no se hizo solo. Así sucede también con las criaturas de Dios: debemos maravillarnos de Dios y alabarlo, aferrándonos a Él con toda nuestra alma, y no quedarnos con sólo con lo creado, que es pasajero y corruptible. Entonces, si elogias la obra, hazlo en mayor medida con Aquel que la hizo, porque la criatura, en algún momento, se descompondrá, convirtiéndose en polvo y ceniza. Tan solo Dios es eterno, Él es El que Es, por los siglos de los siglos. Así, no debes amar más la criatura, porque ella no se hizo a sí misma. Si la obra es hermosa, no es porque ella se creara a sí misma de tal manera; aunque sea maravllosa, no es porque ella así quiso ser. Por eso, aférrate con todo tu corazón al Creador y Constructor de todo lo creado y de Quien todo depende. En nada ni nadie más podrías encontrar el descanso infinito y morada de paz, sino en el Único Dios y en Su santísima gracia. Porque aferrarte a lo creado es morir, mientras que unirte al Creador es vida y felicidad eterna.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie al RostovuluiAlfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, p. 49)



 

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