Aquellos que dudan de las cualidades de quienes les rodean, son justamente los que carecen de confianza en sí mismos y dudan de sí mismos. Si el hombre confiara en sí mismo, si se conociera a sí mismo, sería capaz de confiar en su semejante. La confianza lleva al amor. El mal no está en el otro, el mal debe ser buscado, por parte de cada quien, en primer lugar, en sí mismo. Uno de los Santos Padres decía que “la oración es apartar todo límite o barrera”. Esta vida es compleja, es una agitación constante, está llena de tentaciones; pero, si abrimos las ventanas, veremos el alma, tal como se la ha preparado cada quien… Dice el padre Arsenio Boca: “El hombre es mucho más grande cuando está de rodillas que cuando está de pie”.

(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri Duhovnicești, Editura Conta, 2007, p. 30 )