Palabras de espiritualidad

¡Por todo esto, oh Madre de Dios, te glorificamos!

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

¿Acaso veneramos a la Madre del Señor con una veneración correcta, como reconociendo que no es suficiente, conscientes de todo lo que ella es para nosotros?

Hablamos con la Madre del Señor y le decimos: “¡Sí, Madre, te glorificamos!”. Te glorificamos porque “eres más venerada que los querubines”, es decir, más honrada que quienes están cerca de Dios, esos seres celestiales que se llaman querubines y que lo alaban a Él todo el tiempo. También hay otros seres que glorifican a Dios, estando cerca de Él: los serafines. Y le decimos a la Madre del Señor: “en verdad, eres incomparablemente más gloriosa que los serafines”. Estás en un lugar más alto que los querubines y los serafines, porque “sin mancha, al Dios-Verbo diste a luz” y, por eso, a ti, “Madre de Dios, te glorificamos”.

Hoy hemos recibido un llamado a exaltar a la Madre del Señor. Y no nos lo dio alguien en específico, sino que nosotros mismos nos lo dimos, al decir: “Glorifica, alma mía, a aquella que nació de una mujer estéril, a la Virgen María”. ¿Cumplimos con ese llamado de la forma debida? ¿Nos acordamos de la Madre del Señor correctamente? ¿Acaso veneramos a la Madre del Señor con una veneración correcta, como reconociendo que no es suficiente, conscientes de todo lo que ella es para nosotros?

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Maica Domnului, Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003, p. 30)