¿Pueden dos jóvenes vivir juntos, sin haberse casado?
Si, en todo caso, se trata de dos jóvenes juiciosos, de manera que no hay forma cómo esto pueda perjudicarlos, no tengo nada en contra. No obstante, sabiendo —y en esto radica el problema— que no se han casado, de ninguna manera pueden “vendernos” la idea que viven en pureza y que esa convivencia es agradable ante los ojos de Dios. En conclusión, para evitar caer en tentación o hacer caer en tentación a otros, no deben proceder en eso que se han propuesto.
Padre, ¿es pecado que dos jóvenes vivan juntos? ¿Pueden permanecer aún puros ante los ojos de Dios?
¡Claro que es pecado! Dos jóvenes solos, es decir, solteros. Dos jóvenes, es decir, un chico y una chica... porque actualmente debemos estar atentos a los términos que utilizamos. Bien, que mantengan su pureza, aún viviendo juntos... es posible; conozco algunos casos, pero se trata de algo complicado.
Si dos jóvenes —un chico y una chica— desean vivir juntos, en la misma casa, en la misma habitación y desean mantenerse puros ante Dios, no hay cómo oponerse. Sin embargo, sí que es necesario advertir que se trata de algo riesgoso. ¿Por qué? Porque Dios dejó en el hombre ciertas substancias, de todos conocidas, las hormonas, contenidas en lo que llamamos “glándulas”, como la hipófisis. Cuando hacemos el “Padre Nuestro”, decimos: “y no nos dejes caer en tentación”, entendido como “no permitas que tengamos que enfrentar tentaciones más fuertes que nuestra capacidad de resistir”.
Luego, si obramos así (viviendo juntos), estamos asumiendo nuestra propia osadía; si vencemos, seremos unos héroes. Si perdemos, seremos unos necios. Habría que decir, entonces, “¡y no nos dejes caer en tentación, porque nosotros mismos nos la provocaremos!”.
Si, en todo caso, se trata de dos jóvenes juiciosos, de manera que no hay forma cómo esto pueda perjudicarlos, no tengo nada en contra. No obstante, sabiendo —y en esto radica el problema— que no se han casado, de ninguna manera pueden “vendernos” la idea que viven en pureza y que esa convivencia es agradable ante los ojos de Dios. En conclusión, para evitar caer en tentación o hacer caer en tentación a otros, no deben proceder en eso que se han propuesto.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soțul ideal, soția ideală, Editura Anastasis, Sibiu, 2011, p. 221)