Palabras de espiritualidad

¡Qué dulce es el amor!

  • Foto: Benedict Both

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Desde luego, hay detalles que debemos considerar, como la pobreza. Sin embargo, esta no es óbice para el bienestar de la familia, porque el amor lo enriquece todo.

Las condiciones para fundar una familia son siempre las mismas, en cualquier momento histórico. Desde luego, hay detalles que debemos considerar, como la pobreza. Sin embargo, esta no es óbice para el bienestar de la familia, porque el amor lo enriquece todo. ¡Qué dulce es el amor! Pero que no sean los instintos y los placeres los que dicten el rumbo de la pareja, sino un objetivo supremo: la salvación recíproca. Es importante y obligatorio recordarse mutua y continuamente este propósito, porque implica una enorme responsabilidad. El valor de una flor no radica en ese pétalo que el viento se llevará, sino en toda su unidad. Así pues, queridos míos, un matrimonio puede fundarse en el amor verdadero y en una coordenada verdaderamente cristiana.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Ne vorbeşte Părintele Arsenie, vol. 3, Editura Episcopiei Romanului, 1998, p. 19)