Receta de salvación de San Paisos para todos los cansados y agobiados
Decídete: ¿Qué te interesa más, agradarle al mundo o volver junto a Dios?
Limita tus necesidades materiales, porque estas se te podrían convertir en cargas terribles y en causa de desasosiego.
No admires a los que viven en holgura, con toda clase de comodidades, honores y poder; más bien toma como ejemplo a quienes viven en la virtud, la sabiduría y la fe.
No le pidas a Dios cosas que sirven solamente al cuerpo; pídele, en primer lugar, lo que es bueno y útil para el alma.
Cambia tu forma de vida, descubre su propósito, busca la forma de recuperar el tiempo que has perdido hasta hoy.
No confíes en los razonamientos de los hombres de este mundo.
Sánate de las enfermedades propias de la vida de aquellos que no han aprendido a ayunar, a refrenarse, a orar y a tener esperanza.
No pierdas la esperanza. Dios está en todas partes y ama a cada persona.
Corta toda relación con el mal; vive libre, de acuerdo a la voluntad de Dios.
Demuestra tu fe, con tus actos de amor al prójimo.
Decídete: ¿Qué te interesa más, agradarle al mundo o volver junto a Dios?
Casi todos los problemas parten de la lengua (las palabras) y de cuánto dependes de tus pasiones.
Ama a tu esposa más que a ti mismo, con tus actos, no con tus palabras. Nunca le hables mal, porque cada vez que lo haces, tu lengua mata y destruye el amor entre ustedes. De igual forma, ten cuidado con consentir demasiado a tus hijos, porque podrían volverse egoístas y, más adelante, tomar un camino errado. Muchos padres llenan a sus hijos de cosas materiales. Esto es un gran error. El cuerpo tiene muchos deseos materiales, pero una vida muy corta. El alma es eterna, tiene otro camino, otro viaje. El alma no acaba en el mundo, sino con Dios. Pero hoy en día todos cuidan solamente de su cuerpo, olvidando el alma y sus necesidades.
¿Y cuáles son las necesidades del alma, Padre?
—¿Cómo explicártelo? Las necesidades del alma son distintas. También las alegrías del alma son distintas a las del cuerpo. El cuerpo se contenta fácilmente, el alma no. Si tienes dinero y entras a un supermercado, tu cuerpo se alegra. ¿Pero qué podrías encontrar para tu alma en un supermercado? Tu alma necesita de otras cosas. Tu alma necesita paz, serenidad, comunicación con Dios. Para mantener tu cuerpo, necesitas tener dinero y proveerle el pan de cada día. Para mantener tu alma, lo que necesitas es de los talentos divinos, del pan celestial.