Recomendaciones para la contrición y la confesión
Cada vez que en nuestro interior se genere un pensamiento, un sentimiento, un deseo, una palabra o una mala acción, arrepintámonos inmediatamente ante el Señor.
Escribir nuestros pecados antes de confesarlos es una práctica recomendable.
Aquí hay algo que debemos aprender: cada vez que en nuestro interior se genere un pensamiento, un sentimiento, un deseo, una palabra o una mala acción, arrepintámonos inmediatamente ante el Señor, Quien está en todas partes y todo lo ve, y tomemos la firme decisión, con el corazón compungido, de ser más prudentes en el futuro.
Sacar a la superficie todo lo que se esconde en el corazón, es similar a ese estado vomitivo del estómago cuando tomamos algún medicamento. Cuando ese estado desaparece, volvemos a estar sanos, en tanto que después de un arrepentimiento sincero, nuestra composición interior y nuestros buenos hábitos empiezan a enderezarse. ¡Que el Señor nos ayude a alcanzar todo esto! Comencemos a caminar, con paso firme, en el camino que lleva al Señor, en el seno de Su Gracia y misericordia.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi înţelepte, Editura Egumeniţa, p. 144)