Restaurar nuestra vida
Tenemos que estar atentos a todo lo que hacemos en nuestra vida cotidiana, evitando a toda costa la dejadez y la imprudencia.
Todo se marchita, todo envejece. Pero el alma sigue siendo joven. Todo perece, el alma no. Todo está a merced de la muerte, pero el poder de Dios nos hace renovar nuestra vida. ¡Y cuánto necesitamos renovarla! Y, ciertamente, quienes se confiesan, renuevan su vida.
Quienes comulgan, llevan a Dios a morar en sus almas. Quienes están por confesarse después de haber ayunado, habiendo cumplido con el canon respectivo, tendrán la oportunidad de reconciliarse y unirse con Dios.
Cristo dijo: “Andad mientras tenéis luz… Mientras tenéis luz, creed en la luz, para ser hijos de la luz”. Por eso, tenemos que estar atentos a todo lo que hacemos en nuestra vida cotidiana, evitando a toda costa la dejadez y la imprudencia.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăși pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 51)