San Isaac el Sirio sobre la lectura verdaderamente provechosa
Dejemos que sean otros, los verdaderamente sanos, quienes lean todo ese tipo de cosas. Nosotros, que estamos enfermos, mejor utilicemos los medicamentos y todo aquello que nos fuera legado para librarnos de nuestras pasiones.
Sírvete de lo que lees: no de eso que haga de ti un intelectual, sino de aquello que mate tus pasiones y te muestre el camino que lleva a Dios, que te alce hacia esa luz que pretende tu solitaria existencia.
Se trata de esas lecturas que no se expresan confusamente y que no contienen elementos que podrían dañar o perturbar tu meditación espiritual sobre lo eterno. No leas libros que están escritos de cualquier forma, ni esos otros que se dirigen, sin distinción, tanto a ti como a los demás, ni aquellos que te forman haciendo diferencias, ni textos que te enseñan solamente cómo adquirir destreza en la oratoria, ni los que están exclusivamente vinculados a la sabiduría del mundo, ni lo que pretenda analizar las disputas y controversias que hubo en la historia de la Iglesia, ni las leyes y asuntos de los reyes, ni sus empresas y victorias, ni obras polémicas, ni acusaciones o exculpaciones de una u otra parte.
Dejemos que sean otros, los verdaderamente sanos, quienes lean todo ese tipo de cosas. Nosotros, que estamos enfermos, mejor utilicemos los medicamentos y todo aquello que nos fuera legado para librarnos de nuestras pasiones: las vidas de los santos y de aquellos que vivieron en soledad; los relatos de las revelaciones y enseñanzas recibidas por parte de Dios sobre el orden de esta vida, sobre las luchas que debieron enfrentar para guiar a quienes seguirían sus pasos, así como sobre sus victorias y derrotas, sus caídas y sus vueltas al combate.
Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte către singuratici despre viaţa duhului, taine dumnezeieşti, pronie şi judecată, Deisis, Sibiu, 2003.