¿Se heredan los vicios?
Dios se apiada y ayuda enormemente al alma que ha heredado alguna iniquidad, pero que se esfuerza en volar hacia el cielo teniendo un ala atrofiada, el defecto en cuestión.
Padre, algunos creen que no tienen las condiciones suficientes para llevar una vida espiritual normal y dicen: “no le pidas a alguien lo que no tiene”.
— Si se justifican argumentando que cargan con el peso de incontables vicios heredados, entonces es más grave el asunto.
¿Y si fuera cierto que uno sufre por culpa de esas desviaciones heredadas?
— Escucha: todas las personas tienen inclinaciones heredadas, buenas y malas. Sin embargo, debemos luchar para librarnos de nuestros propios defectos y cultivar lo bueno que haya en nosotros, para llegar a ser una imagen de Dios verdadera y llena de gracia.
Las malas inclinaciones heredadas no son un obstáculo para avanzar espiritualmente. Porque cuando la persona hace un esfuerzo —por muy pequeño que sea, pero con perseverancia—, consigue moverse en el plano espiritual, el de los misterios y milagros, en donde todas aquellas tendencias son disueltas en la Gracia de Dios.
Así, Dios se apiada y ayuda enormemente al alma que ha heredado alguna iniquidad, pero que se esfuerza en volar hacia el cielo teniendo un ala atrofiada, el defecto en cuestión. Conozco a muchas personas que han escapado de esos vicios, con un poco de esfuerzo y mucha ayuda por parte de Dios. Para Él, estas personas son héroes. Porque a Dios le conmueve nuestro ahínco para dejar atrás al hombre viejo.
Padre, ¿el Bautismo borra esas inclinaciones?
— El Bautismo nos libera de la maldición del pecado ancestral y de todos los demás pecados. Cuando el individuo es bautizado, se “viste” en Cristo, se libra del pecado ancestral y viene sobre él la Gracia divina, aunque las inclinaciones malas, heredadas, permanecen. ¿No podría haberlas borrado Dios con el Bautizo? Las deja, precisamente para que luchemos con ellas, para que las derrotemos y, así, seamos coronados.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești. Volumul V. Patimi și virtuți, traducere din limba greacă de Ieroschim. Ștefan Nuțescu, Schitul Lacu - Sfântul Munte Athos, Ed. Evanghelismos, București, 2007, pp. 18-19)